martes, 23 de febrero de 2010


Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujàndola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mì para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactameente con tu boca que sonrìe por debajo de la que mi mano te dibuja. Me miras, de cerca me miiras, cada vez màs de cerca y entonces jugamos al cìclope, nos miraamos cada vez màs de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sì, se supeerponen y los cìclopes se miran, respirando confundiidos, las bocas se encuentran y luchan tibiiameente, mordieendose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un peerfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciiar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besaamos como si tuvièramos la boca llena de flores o peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultàneo del aliiento, esa instantànea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mì como una luna en el agua.

No hay comentarios:

Publicar un comentario